Hotel Ibaigune

Es un hotel con encanto. El personal muy agradable. Las habitaciones son muy cómodas y la estancia ha sido agradable. La nuestra en concreto no daba a la naturaleza, daba mas a la carretera y al bar. Muy tranquilo. Tienen un bar contiguo donde se da el desayuno y aparte tienen comidas y cenas. Entre semana si que está más cerrado pero es normal ya que el aforo del hotel es de 20 habitaciones y quizá no haya tanto flujo de personas. La pareja que lleva el bar son un encanto! Escoger este hotel ha sido un acierto ya que está muy cerca de un montón de pueblos pero tiene la tranquilidad de estar en la montaña! Si que destacaría varias cosas: el cambio de toallas es diario, quieras o no… si que nos pareció un buen servicio, pero quizá demasiado para 4 noches que estuvimos. Por otro lado, si que nos llamó la atención que un dia que nos levantamos algo mas tarde, estábamos en la cama, y entraron a hacer la habitación… nos pilló algo desprevenidos… paso otros días mas! Si que creo que debería haber lo típico de hoteles de “ocupado” o “libre” para indicar un poco que no pueden entrar en la habitación. Dicho todo esto, comprendo que al no ser un hotel muy grande las personas de la limpieza no estarán todo el día… De todos modos, muy recomendable el alojamiento y con un trato muy bueno.

Solo pasamos una noche. Està situado pegado a la carretera y tienen parking gratuito. Se necesita el coche para todo. Pedimos si nos podían dar una botella de agua para llevar a la habitación y nos dijeron que no tenían porque se las habían llevado otros. Con lo cual fuimos a un restaurante en coche q está a unos 10 min. Hacía calor y el aire acondicionado brillaba por su ausencia. La higiene del baño muy mala...el agarrador roto y la temperatura de la ducha no había manera de controlarla. No había wifi a pesar de que dijeron que lo iban a arreglar. No hay enchufes en las mesillas...solo un aplicador al lado de la tele. No repetiríamos.

El sitio está bien situado, la habitación era grande, silencioso... Te hacen la cama y cambian toallas a diario. Limpieza justita, por no decir que deficiente (vimos un brick de zumo detrás del mueble de la tele que tenía una capa considerable de polvo). Yo no tengo alergia al polvo y como hacía tanto frío en la habitación (cuando llegamos no superaría los quince grados), usé todas las mantas y mis ojos comenzaron a llorar y picarme la nariz. En el baño no había secador, ni calefactor, tenías que mover el de aceite que había en la sala/habitación que no tenía ruedas. Pone que era familiar y no vi una triste escalera/peldaño para que mi pequeño pudiera lavarse las manos en el lavabo, ducharse ni lo intentamos por la imposibilidad de secar el pelo. Cuando llegamos, la habitación no tenía luz (estaba fundida), cuando nos fuimos lo comentamos, a ver si el siguiente que pase tiene más suerte y ya le han puesto bombilla. Al sofá, que parece que le haya atacado una docena de gatos (repito: la habitación es familiar) solo tiene dos plazas. Se salva con un 5 raspado por el precio, otra cosa a añadir, que la gente comenta sobre desayuno.. ni lo vimos ni se nos ofreció el servicio.. así que, ni idea de si había desayuno o pillamos días en los que no había nadie más que nosotros a los que poner desayuno... (íbamos con 2 niños pequeños, lo que si hubiera tenido desayuno...)