Hemos pasado cinco días en tres habitaciones con todo incluído. Diré primero lo bueno: el Hotel está muy bien situado en una zona con mucho ambiente y tiendas; el mar, aunque sin playa, espectacular, lleno de surferos; las piscinas impecablemente mantenidas y cabe destacar una que aún siendo exterior está climatizada; los trabajadores, en general, exceptuando un par de personas en recepción, gente encantadora, destacamos especialmente las chicas del Miki’s café y la señora de la limpieza de nuestra zona. Y ahora lo malo: lo peor el caos absoluto en hora punta en recepción. Entendemos que haya decenas de personas queriendo ser atendidas, pero lo que no aceptamos es que no haya ningún orden ni manera de que se respeten los turnos. Tan simple como que haya un dispensador de números. En nuestro caso nos tiramos 40 minutos esperando para el check-in con dos personas mayores, perdiendo en consecuencia la comida y al final cuando ya pude acceder a una persona del mostrador, me trató de muy mala manera. Nunca me había pasado y eso hizo que toda la estancia ya me resultase desagradable. Creo que su nombre era Tommy. Otro problema no menor y por el que jamás volveríamos a repetir en este Hotel, es el tema del aparcamiento. Sólo hay uno pequeño en superficie, no reserva ble, con capacidad para unos 15 coches. El problema es que fuera tampoco se encuentra sitio fácilmente a ciertas horas. Otro problema son los horarios de las comidas; la mayor parte de los clientes son extranjeros y comen y cenan antes, pero lo cierto es que siempre a las 20:30 el comedor estaba a reventar, así que quizás alargar media hora el horario no les vendría tampoco mal a ellos. Pero no sólo el horario es hasta las 21.00, sino que además empiezan a quitar todo a las 20:45. Además, pequeños detalles, como que incluso en el todo incluído la caja fuerte es de pago o que el minibar no lo rellenan a diario, sino solo una vez por cada estancia. Comentario positivo también para el restaurante italiano, comida fabulosa y trato excepcional. Aparte nosotros tuvimos un problema con un amigo que vino a visitarnos. Al no llevar la pulsera el guarda de la puerta le paró y le dijo que no podía acceder por no ser cliente. Nuestro amigo le explicó que tenía cita con unos clientes en recepción y aún así no le permitieron el acceso. En España esto está prohibido, no se puede negar a nadie, de forma arbitraria o improcedente, la entrada a establecimientos públicos. Las condiciones para el acceso al establecimiento o recinto, por tanto, deben ser objetivas y procedentes. El derecho de admisión no podrá utiliz**** para restringir el acceso de manera arbitraria o discriminatoria, ni situar al usuario en condiciones de inferioridad, indefensión o agravio comparativo. El derecho de admisión deberá tener por finalidad impedir el acceso de personas que se comporten de manera violenta, que puedan producir molestias al público o usuarios o que puedan afectar el normal desarrollo de la actividad hotelera y
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