Estuvimos en el reciente feriado en Riobamba. Casa Real nos acogió, sus habitaciones súper cómodas, nos recibieron con un delicioso canelazo. Además disfrutamos mucho de la piscina, hubo cocteles y el personal tan atento. No se diga el desayuno, muy completo, con pan y granola hecha en casa. Nos ha cautivado sobre todo el desmedido cuidado de María del Carmen Borja, su administradora, quien de inicio a fin estuvo pendiente de nosotros. Al finalizar nuestra estancia ella hasta nos mandó dulces para el camino de regreso. A esto le llamo calidad, nos hecho sentir como en una verdadera casa real. Estaremos pronto de vuelta
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